domingo, 1 de marzo de 2009

Una pequeña maldición.


En un lugar muy, muy lejano vivía Demetrio y Eustaquia, dos duendes blancos del bosque son árbol. Estos duendes habían sido malditos por una bruja aprendiz de hada, la cual no sabía usar bien sus poderes.

La maldición consistía en que los dos pequeños duendes blancos sólo podían hablar mediante modalidades oracionales, pero esto no es todo, puesto que era muy fácil cumplirlo se le añadió un pequeño contratiempo... Bueno quién dice pequeño dice mediano, y quién dice mediano dice enorme. Sólo podían hablar con dos modalidades, interrogativa y desiderativas.

Una buena mañana en la que el brillante sol se despertaba, Demetrio decidió ir a dar un paseo por el bosque.

Estuvo andando más de una hora sin saber a dónde dirigirse, aunque él se decía a sí mismo:

-¿Cómo voy a estar perdido? ¿Yo creo que jamás me he perdido, verdad? ¿Era ese el camino o era éste de aquí?

A unos 100 metros del lugar donde se encontraba Demetrio, estaba la casa de éstos duendes y dentro de ésta, Eustaquia.

Eustaquia, al darse cuenta de que Demetrio no estaba fue a buscarlo. Se paró en un punto en el que todavía podía ver la casa y empezó a gritar.

-¡Demetrio, ojalá aparezcas pronto! ¡Me gustaría tanto encontrarte!

Demetrio pudo oir que lo llamaban y fue acercandose a la voz.

-¿Quién me llama? ¿Eres tu Eustaquia?

Cuándo se encontraron se pusieron muy contentos y por un casual pasaba por ahi un hada profesora, a la que los duendes le pidireon que les quitara la maldición y en unos minutos, los duendes, ya fueron libres de hablar usando todas las modalidades que ellos desearan.

3 comentarios:

Blanca dijo...

Elena, he enlazado tu entrada en Libreverso. ¿Podrías ponerle título para poder vincular la entrada directamente y no el blog, de forma que se mantenga la referencia original cuando escribas otra entrada?
Ni que decir tiene que me ha gustado mucho :)

elena dijo...

¡Vale! Gracias. :)

Blanca dijo...

Gracias a ti :)